Sueños de Kurosawa
Director: Akira Kurosawa
Año de producción: 1990
Género: Drama, fantasía
Duración: 120 minutos
Música: Shinichirô Ikebe
Reparto: Akura Terao, Martin Scorsese
Sueños, de Akira Kurosawa, como un universo simbólico, nos permite acceder a una reflexión sobre el mundo a partir de ocho relatos que caracterizan una estructura narrativa conectada desde los primeros acercamientos a la realidad por parte de un niño (que aparece en los dos primeros sueños) hasta la sabiduría y experiencia de un anciano (en el último sueño). La cinta da cuenta, desde una mirada poética, crítica y reflexiva, de la sociedad que ha dejado una mancha sórdida de miseria, guerra, pobreza, muerte y destrucción al mantener un orden, una fe infranqueable en los avances científicos y una configuración global que concentra el poder, el conocimiento y el dinero en unos cuantos.
La película como construcción poética se realiza desde la añoranza, la nostalgia y la angustia ante algunas de las prácticas exterminadoras de la naturaleza y de la humanidad, dejando espacio también para la utopía, el sueño y la posibilidad de retorno a aquellos caminos, aún existentes, y que son alternativas de vida ineludibles. Kurosawa nos da cuenta de formas de resistencia y también confrontación esperanzadora desde un tejido representativo, una sucesión de imágenes no solo de la catástrofe sino también de la belleza por medio de una estética rica en color y movimiento.
El hecho de concadenar imágenes, haciendo referencia a la complejidad que constituye la escritura fílmica (lo que dice, lo que muestra, lo que esconde), es una labor realizada desde la concepción de una profunda armonía y belleza estética en la trama de los relatos, cada uno de gran misterio y elevación. Los relatos son narrados desde una lectura de un determinado tiempo –espacio donde representan lo real, los universos simbólicos, las experiencias y las maneras de ritualizar la existencia–. Todo este trabajo de representación tiene un valor innegable en el intento de comprensión o lectura de la realidad. Y entiendo la representación como el proceso en que nos es posible conferir sentido a la realidad y se nos permite intercambiar significados.
Un trabajo del calibre de Kurosawa, como obra narrativa, puede ser también la representación de otros contextos ya que va más allá de la subjetividad preponderante del autor, de la ‘visión propia’ construida a partir de la unión entre lo sentido y pensado a partir de la experiencia, la memoria y la historia, describiendo aquello que es trazado por distintas prácticas no solo culturales sino también económicas, sociales, políticas y ambientales del ser humano en la biografía del director. Así, Sueños, permite contemplar no solo la tradición de lo japonés en el vestuario, el color, los escenarios, la música, lo ritual, sino también la historia del país, el paso por la guerra y la catástrofe nuclear y su conexión con el mundo.
Por Alexandra Molina Trujillo
Edición n.º 18, 15 de septiembre de 2015
Imágenes tomadas de la película.
Alexandra Molina. Comunicadora social, amante de las letras, la música, los viajes y las buenas conver-saciones. Actualmente es docente universitaria y cursa la maestría en Estudios Interdisciplinarios del Desarrollo en la Universidad del Cauca.
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