Mujer
Desde lejos se escuchan
como un río crecido
Cantan
¿A quién?
al hijo
que les responde adentro
Van vaciándose
aullando como lobas
rugiendo dulcemente
Son las viejas mujeres
tantas veces nacidas
las jóvenes mujeres
de la última cosecha
Conocen
los secretos del barro
la oscilación del junco
la muerte de la sal
son las brujas
que arden todavía
no saben hasta dónde sus cinturas
como eslabones misericordiosos
encadenan el mundo
Escribieron la historia
pero esa historia no les pertenece
saben llover
y anochecer
saben relampaguear
y deshojarse
No tiemblan ante el tiempo
son el tiempo
no temen al oleaje
son el mar.
Nací como ellas
llena de semillas
poco a poco fui abriéndome
escapándome cada treinta lunas
por un río sin nombre
Con ellas me estiré
retrocedí
martillo y algodón me prodigaron
aprendí
a subir y a bajar con la marea
a dormir bajo el agua
a nacer y morir en otros cuerpos
me negaron
el ángelus y el nombre
mi huella fue borrada por las manos
del mayoral y el clérigo
Eva o Lilith
almácigo o arcilla
caro pagué como ellas
mi otro ojo
caro mi olfato en timbre
caro mi parentesco fluvial
mi antigüedad.
Yo canto
a las renovadoras de la especie
canto a su juventud de muchos siglos
a su amoroso cuerpo desbordado
La noche se detiene
a escuchar las palabras
del oráculo
Son ellas
lavanderas
tejedoras
sembradoras del trigo candeal
de la memoria
las que retan las sombras
del espanto
las anchas
las nictálopes
El hijo las habita
las vuelve cuevas para los murciélagos
o albas de claridades cegadoras
Suya
es la órbita del ciego
suyo el pan que abastece
los hornos de la guerra
yo canto a su manera
de amurallar el mar
a su astrolabio intacto
Escrito en sus entrañas de elefante
lleva el libro del génesis
multípara o cerrada
¡Habla la esfinge!
Cante
lengua de ahora
a sus fertilidades
donde hasta los desiertos
reverdecen
diga de qué manera
alfa y omega
germinan en sus aguas
protectoras
que perciban el sabio
y el ignaro
el olor de su vientre entre las sábanas
donde otro vientre espera
Tú
en sazón o en agraz
cepa multiplicada de una historia que en vano
te vuelve las espaldas
oye mi verso
estrecho para vestirte toda
en ti empiezo a morirme
a ser de nuevo música o guijarro
a encontrar la salida
a mirarme de frente sin temblar.
Gloria Cepeda Vargas. Hija de la poesía, de un "gato marrullero" y de la primera fotógrafa profesional que tuvo Popayán. Los versos han sido su manifiesto, el que ha mantenido firme su voz femenina y el suave aliento que ha tenido fuerza para cruzar fronteras.
Por Gloria Cepeda Vargas
Edición n.º 23, 15 de marzo de 2016
Ilustración de Paula Niño
Aunque muchos la conocen como Paca, su nombre es Paula Niño. Estudia Artes Visuales en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y gracias a la exploración de diferentes técnicas y recursos visuales, ha ido definiendo un estilo propio de ilustración que le permite transcribir sus emociones, las personas que conoce y los lugares a los que ha ido, en imágenes concretas y sencillas.