Mi encuentro con el cine de Richard Linklater
Tenía 16 años cuando vi por primera vez un film de este director. En esa época, yo no pensaba en términos de encuadre, cámara, luces, ni estructura dramática. Yo en ese tiempo estaba en otro tipo de búsqueda, me apasionaba la filosofía e indagaba todo cuanto me pudiera conectar con ella. Apareció, de repente, una película en la colección de mi hermana mayor que definiría muchos aspectos de mi visión de la realidad y que, muy seguramente, sería mi incentivo para hacer cine. Ella aseguraba que trataba temas muy complejos y que muy posiblemente me aburriría. Yo no hice caso a su preconcepto y comencé a verla; Waking Life, o en castellano, Despertando a la vida.
Me desarmó el inicio, quedé muy impactada, una interpretación musical de un tango en una animación que yo difícilmente podía comprender. No se trataba de un cómic; era una creación compleja con tintes oníricos. Se avecinaba una avalancha de disertaciones filosóficas, preguntas y respuestas que evocaban teorías existencialistas. Tales temas muy rara vez los había visto en alguna película y por primera vez los había visto abordados con tal énfasis; me dejaron cautivada. Sin embargo, debo aceptar que tuve que detenerla muchas veces para poder asimilar sus tópicos, pues eran como pensamientos pasados al papel con una máquina automática sin editor y sin ensayos. Me enamoré del director y comencé a investigar sobre su filmografía.
Entonces me encontré con A Scanner Darkly. No pude sacar peor conclusión sobre ella: “Es un transpotting rotoscopiado”. La rotoscopia es la técnica que usa Linklater, tanto en Waking Life como en A Scanner Darkly, y consiste en calcar o re-dibujar encima de cada fotograma de la película, logrando un efecto de animación que conserva la espontaneidad del filme en forma de dibujo, incluyendo las luces, las sombras y los movimientos. No obstante, a la vez traté de comprender las razones del autor para adaptar en este filme la novela de Philip K. Dick, eso es otro tema. Comencé a darme cuenta que Linklater es un autor lleno de ganas por contar la vida tal y como es, pero diciendo las cosas tal y como la gente no siempre se atrevería. En sus películas él juega con técnicas que al principio pueden parecer rudimentarias, pero, de repente, pasan de ser simples filmes indie, a obras magnas que llenan las salas de cine.
Este componente surrealista hace que el espectador se debata todo el tiempo entre la realidad y la ficción, al tiempo que logra asimilar las temáticas. A pesar de que su cine independiente muestre claras características de un cine poco convencional, este director logra de manera única acercarse al pensamiento de sus espectadores.
No queda de más resaltar que Richard Linklater tiene una flexibilidad muy interesante para caracterizar cada uno de sus filmes y por tanto no puedo dejar de hablar sobre su última producción, Boyhood, una película que realizó durante un período de 12 años, en la cual relata la vida de un niño desde sus 5 años de edad hasta sus 18, sirviéndose del mismo reparto durante todos esos años. La película contó con 5 nominaciones en los premios Globo de Oro, obteniendo el premio ganador a mejor película dramática, mejor director y mejor actriz de reparto. Aún no puedo dejar de intentar explicarme cómo puede Linklater querer perpetuar el tiempo y el espacio en un cine de carne y hueso. Es maravilloso lo que hace y seguirá siendo mi ejemplo para seguir buscando una nueva vía hacia la percepción de la realidad y compartirlo con otros a través de la pantalla grande.
Por Marcela Álvarez
Febrero 16, 2015
Imágenes tomadas de la película.