Marcas que despiertan
En esta ocasión, se realiza la invitación a leer 'La marca en la pared', de la escritora inglesa Virginia Woolf, una de las mujeres más relevantes de la literatura británica y del siglo XX. Los invitamos a revisar su obra más experimental, además de que se deleiten con sus letras y cada descripción que nos evoca las verdaderas sensaciones trascendentales.
Un solo instante logra atestar la mente de una sensación de intriga, la bombardea con adivinaciones sobre el presente y el espacio. Un solo objeto que interviene nuestra visión es el motivo para deambular entre el ensueño y la historia, cuando el libro se acaba, cuando el final no llega, cuando el lenguaje se estropea. Cada cosa, una bagatela que evoluciona en detonante para la mente y que comienza a moverse a millares de revoluciones por parpadeo; definitivamente una bomba de tiempo, es eso del espíritu.
Estar sentado, fumarse el cigarrillo y empezar a trasegar en un sin fin de oportunidades que ofrece la luz, la perspectiva, un viaje celestial con un eje nodal que es el pensamiento, eso es lo que evoca ‘La marca en la pared’ de Virginia Woolf. ¿Para qué conocer la exactitud de la realidad material? Es mucho más oportuna y más liberadora la acción de recoger y desplegar nuevamente la narración del ser humano a partir de su psique. La pregunta suscita una serie de planteamientos que van más allá de lo que se puede evidenciar a primera vista, la vista de una marca, de un objeto mínimo pero cuantioso en interpretación. Es ahí, justo en la mirada, donde la magia y la belleza despiertan.
Por Julián Pérez Lizcano
Octubre 15, 2014
Ilustración de Vanessa Bell.