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La notte

 

A Gaspar de la Nuit

 

La noche es de los búhos. La noche, cadencia de la eternidad sobre los sueños. Barbarie para la luminosidad. La noche de vinos, devino la noche. La noche estérea es estar en la noche. Naufragio de errabundos, oasis de letras. Oscuridad bajo llave y sinsabor de mediodía. Ella se acercó a mí, persona mítica, deshumanizada e inmortal, con su ala queda, con su ala muda, para darme un beso y estrella mi negrura. Buenas noches bajo un ocaso de sextina, sonata para la nada, obsesión de mi destino. Ella, la noche alada, la eterna enamorada, proyecta mis miedos y esconde mis valentías para buscarme, para refugiarme en sus entrañas. Cielo negro, cielo azabache, cielo mío. Noches de plumas, noches nativas, noches rituales. Búhos de pluma blanca, indios pielroja y baco desangrado. La noche, constante y repetida. La noche, amada y traicionada. La noche de sangre oculta. La noche para bellacos y drogos. La noche de cerveza con música. La noche de noche como anoche. Ésa noche es la mía, la de eternos rayos de sol reflejando mi memoria en la luna. La noche que enaltece, la noche que muere. La noche renace y yo estallo. La noche obnubilada, inervación de la noche. Escabrosa y destilada. Noche Leonífica. Noche saturnal. Noche mujer. Melusina. Noche extraviada, noche es de mí para la tragedia. Noche de flauta, noche sin trombón. Fría noche, calor de la noche.

 

La noche es de cuervos. Hedentina para la pureza. La noche, decencia para el vagabundo de mundos intransigentes. La verde noche de sustancias inodoras. El habla de noche o él le habla de noche. A la oscura noche. El día teme, la noche absorbe. La noche, de literatura y poesía, de cine y motel. La noche: sin antónimos ni sinónimos. La noche de adjetivos e ilusiones. La noche tratativa. La noche dubitativa. Ausencia de noche. La noche mía sino tuya, la noche de muerte y vida. La noche mí trajo a. Palabras son como la noche para los ojos miopes del creyente. La noche embalsamada. Creo en la noche. Creó la noche. Cuervos tropicales de noches ahumantes, insignificantes, sinérgicas y trastabillantes. La noche de prosa, musa y verso. La noche de riñas, ninfas y putas. Las noches que pasé en tu recuerdo. Soy la noche. La noche de quedo andar. Busco la noche para mi olvido. Busco el día para mi descontento. La noche de mis días nunca sale con el sol afuera. Afuera y adentro, la noche es eterna. Y ni siquiera adentro. Sale de fuera para nunca, sale de siempre para dentro. La noche eterna como el cuervo, como el búho, como yo. La noche perdida, la noche encontrada. La noche de ponche y sabor. La noche me busca, yo busco la noche. La noche de cansancio y ardor. La noche virginal, la noche de pasión. La noche se pierde, la hallo de día. Penumbra y sol yacen ante la noche, rendida a sus pies. La noche, altiva y morena. La noche honda, tergiversaciones y la nada. Noche ahoga, noche de río. Bredunco es tu noche.

 

La noche es de fénix. Roja línea bajo la nube cargada. La noche, lluvia de desilusiones para quien busca la vida. Qué es la vida sin la noche y la música, sin la poesía y el vino. La noche, musa para el escritor. Torturador de entes sin sentido. La noche: mía, tuya, jamás, deshecha. Rayos de luna, hijos sin sol. Claros que bajo la mar encuentran penumbra. La noche reencarna mis pasos asiéndolos en los ecos de mi verso sin són. La noche, palabra de anarquistas obtusos; excusa para irreverentes andariegos. La noche, tren de plenilunio, aeroplano autómata. Estrellas y soles esconden su esencia tras el haz, tras la amargura y la visión. Encuentro la noche en mis llantos, en la tinta y en el papel. La noche: ocaso eterno de mis letargos. La noche con palabras fáciles, la noche sin pensar. La noche. Ay, la noche. Dolor y sobriedad. Oh, dulce noche. Sollozos de negras, aplausos de blancas. La noche bachiana, la noche wagneriana. Noche de cánticos, noche chopiniana. Un perro ladra y la noche se mueve. Un gato maúlla y la noche duerme. Temerosa ante el lento pasar de los días. Envidiosa de renombre y anonimato. La noche acompaña, la noche envidiosa. Noche de humos, noche líquida. La noche enaltece, la noche huye. Remembranzas de pensamientos etéreos. Noche demencial. Sonetos de oropel. Noche fantasmal. Así es la noche, desnuda y temblorosa. Noche sempiterna. Así es mi noche, estertórea y adunada: La notte.

 

País de Bolombolo, 1914

Por Jack Scheek

Edición n.º 21, 15 de diciembre de 2015

Jack Scheek. Patojo de nacimiento. Melómano por pasión. Lector por necesidad. Diletante por antonomasia. Estudió Ingeniería Agroindustrial en la Universidad del Cauca. Actualmente podemos apreciar su primera pu-blicación La ciudad que nunca descansa (2014), novela ganadora del Premio Nacional de Arte Universitario 2013.

 

Lea más textos de Jack Scheek aquí.

Ilustración de Charlie Arias

Monocromo en rapidógrafos sobre dúrex

 2015

 

Carlos H. Arias. Oriundo del departamento de Putumayo, estudia actualmente Diseño Gráfico en la Universidad del Cauca. Desde pequeño se interesó la ilustración y no fue si no hasta sus años en la universidad cuando tomó conciencia de lo que le interesaba representar a través de ella. Hoy se dedica especialmente a repre-sentar las diversas situaciones y paradojas de la vida, las personas y momentos que transitan efímeramente por su imaginario.


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