La ciudad agobiante
En esta ocasión, se realiza la invitación a leer 'La ciudad que nunca descansa', de Juan Camilo Solano, joven novelista caucano y actual integrante del equipo editorial MalaGana. Este es un aperitivo editorial sobre el trabajo de este hombre que ha venido construyendo historias con su pluma y su mente creadora.
Edición impresa
Cualquier cosa puede suceder en donde no hay descanso. Continuar en la furia y el ajetreo, sin nunca parar, es una acción que trastorna y revuelve, distorsiona, todo lo que acontece en un lugar. ‘La ciudad que nunca descansa’, de Juan C. Solano Carrillo –en MalaGana es Jack Sheek–, es una muestra de lo regada y distraída que puede ser la mente cuando de una historia se trata y que, sin saberlo, un mismo hecho puede bifurcarse en los pensamientos, el pasado, el de al lado, en todo.
José o Dirke, solo en un bar, entrando al rescate de Sami, la última y atormentada hermana viviente de un vil y despiadado padre; o en la ciudad, las calles, en atardeceres o momentos olvidados; detrás de una Alfonsa confusa y poco dilucidada en sus pensamientos, son las imágenes que constantemente se nos muestran entre los resquicios de cordura y convencionalismo del relato. No obstante, encontramos abstracciones, juegos literarios, arranques de nuevos mundos y afloramiento de universos que Juan C. Solano hace posibles en el relato literario. Cronológicamente, el relato está en varias dimensiones con distintas nociones de tiempo y de representación visual; vaya embrujo.
Lo que no se puede negar sobre el relato es que, en ‘La ciudad que nunca descansa’, tampoco descansamos nosotros, los lectores, pues siempre hay un flujo de imágenes en los que podemos llegar a sentir la devastadora sensación de ser nosotros esa ciudad que no para, que no descansa y que entra al vacío.
Por Julián Pérez Lizcano
Febrero 16, 2015
Andy Benítez
Después del fin
Tinta china sobre propalcote
70cmx50m
2004