Como artistas, tenemos el poder de recrear y trabajar a partir de un imaginario; somos capaces de ver seres irreales y fantásticos en varias líneas a lápiz. La casa del duende pretende devolver en el tiempo aquellos cuentos de la infancia con los que muchos de nosotros crecimos, como un reflejo de la  inocencia y transparencia en el ser humano en dicha etapa: 'la infancia'.

 

Funciona a partir de un ejercicio imaginario y de memoria en el que mi propósito es recrear a estas criaturas de manera espontánea por medio de la técnica del dibujo, guiándome por los recuerdos, cuentos de brujas, hadas, magos y por supuesto duendes, con el propósito principal de evidenciar que dicha criatura no habita únicamente en los cuentos y en los libros de mitología, que, al igual que en la época medieval, no todo lo desconocido produce temor y es incierto, ¡es fantástico!

Los duendes no son nada más que un reflejo propio y de mi contexto, del cual he querido explorar y mirar con mayor profundidad las ambiciones comunes de la vida, para resguardarme en momentos de la memoria en los que quizás anhele solo juegos o travesuras.