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Humano, demasiado humano

 

En esta ocasión, Jack Scheek hace un comentario y apreciación sobre la película The Human Centipede (Final Sequence), del director holandés Tom Six. La pieza final de una obra que perturba y que atrae a muchos.

 

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Quizá las actuaciones muchas veces no importan en un filme cuando el tema que se está tratando es la esencia de la humanidad. No hablemos de la hipocresía y el ego, hagamos hincapié mejor en la necesidad de sufrimiento, en nuestro sentir dolor.

 

La ley de Murphy, su versatilidad y el frecuente uso de este en el cine provocan una desvariada atención con pequeños asomos de incredulidad. Hay una necesidad sexual. Sentir placer. Hay una necesidad de morbo, una necesidad de apetito y saciedad. La insanidad a la que recurrimos constantemente para satisfacer nuestros más prístinos deseos, nuestras ideas personales de progreso, nuestras ganas de crear convirtiéndonos en un ángel de la muerte.

 

No hay nada que apreciar en esta cinta más que el arte del gore, del humano, demasiado humano, que se esconde en un débil y pronosticado guión, el cual, y con toda credibilidad, se extiende hasta una tercera parte, ya iniciado en The Human Centipede (First Sequence) (2009) hasta su última (2015).

 

La perversidad humana ha contaminado la evolución ideológica queriendo obtener un bienestar mundial. Bienestar obstaculizado por la variedad enfermiza de la plaga, por las formas de poder que han manchado nuestro progreso, por la ignorancia totalitaria y obtusa en manos de la política y la religión. No obstante, esta vez, acusa a la ciencia de experimentar con el cuerpo más idóneo y preciso: el humano. Es preciso, pues, que la caza inicie. Que se sacien los deseos. Que se aprehenda el poder. Que el humano renazca.

Por Jack Scheek

Julio 15, 2015

Imágenes tomadas de la película.

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