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Hasta lo más profundo

 

Aún descansaré bajo el mar cuando el olvido se acuerde de mí y se ahoguen todas mis ganas de vivir. No, a ella no te la lleves todavía. Su cuerpo flota sobre la tensión y el agua burbujea por debajo de su figura. Mírala: es bella, es lívida, es tenue, es un vals que resplandece con el sol en pleno cenit. ¿Qué más buscamos en vida sino es alterar nuestros estados?

 

Me detengo en su figura y observo cada uno de los silencios que nos acompañan desde que nacemos. Lo único con lo que nos comunicamos abiertamente es con la boca, pero muchos se olvidan de los demás sentidos. Tacto, dulce, oído, salado, olfato, ácido, sabor, amargo, mío, corazón, pen-samiento, lengua, piel. Órganos que imitan frecuencias y sacuden nuestras más vívidas mentiras.

 

Pero, mírala a ella, a toda ella. Aún no me lleves que su magnificencia me santificará en muerte mientras mi ser espera. Ya la respiración se me hace desesperadamente necesaria aunque mi paciencia sea más. No te la lleves que ella me llorará.

 

La frialdad inicia su apoderamiento de los dedos de los pies, de cada vello y cada músculo mío, de ella, de nuestras carnes. El croquis de su cuerpo me revuelve el pensamiento y sé que si se va mirándome, no descansará tran-quila. No soportará dejarme por la debilidad y no aceptaré dejarla por im-potencia. Los besos reviven los calores de antaño y ahora el pasado vuelve a erizarnos profundamente.

 

Recuérdame, abrázame, regresa a cada uno de mis pensamientos y funde tus pesares en mi pecho. Vuelve una vez a mirarla: detalla sus cabellos delgados, sutiles, opacados por la humedad y claros como el amanecer. Di-bujada en el aire del mar la encuentro y la siento más bella que nunca; sublime.

 

Aléjate del despotismo, conmuévete de la costumbre, que la piedad te recubra. Viaja, retuércete en las partes más recónditas de tus deseos. Los astros seguirán girando y centelleando, sin importar que tan lejos estemos el uno del otro, por eso, muerte, vete, déjanos, o llévanos a los dos.

Por Antonio Lucía Martínez

Edición n.º 17, 14 de agosto de 2015

Ilustración de José Alfonso Espada

Título: El mapa de tus manos

Collage, lápiz y tinta sobre pergamino cuero

14 x 22 cm

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