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De cenizas
y serpientes

Despertó turbio como un bravo rápido de tinta negra, confundido y desesperado. El paisaje era desolador. Grandes charcos derretían el suelo. La sabana seca, gris, era una triste alfombra rota y polvorienta en la que se ahogan quienes meten la nariz. El sol se pone en el horizonte, alumbra con luz blanca el cielo atravesando un inmenso ventanal invisible.

 

Ante sí, una serpiente de cascabel. La miró a los ojos: batía la lengua y elevaba lentamente la cabeza mientras recogía su cuerpo, parecía querer atacar. Cerró los ojos esperando lo peor, los latidos aumentaban, sus nervios no daban para más. Sentía la sangre caliente, quemada, negra, corriendo bajo su piel.

 

Cascabel estática, como en un sueño. La serpiente abre la boca, eyecta sus colmillos y deja escapar un par de gotas de fresco veneno. Se guarda los colmillos, vuelve a mirar fijamente a la presa en el suelo y se retira.

 

La escucha reptar. El sonido del cascabel es cada vez más lejano. Abre los ojos y ve a la serpiente alejarse a una extraña velocidad, cortando el aire espeso, empujando sutilmente los grumos de tierra negra. Ve que ha dejado una capa de piel transparente con su forma, como una serpiente vacía.

 

Calma los latidos, refresca su sangre, la enfría. Junta ambos brazos a al cuerpo, une las piernas. Levanta la cabeza. Ahí, desde el suelo, intenta arrastrarse hacia los restos de piel. El frío es cada vez más intenso, sin embargo, ahora es sosiego, como un noble lago de veneno. Introduce la cabeza por la cavidad de la piel abandonada, luego los hombros, el resto del cuerpo, oscureciéndolo todo. Se acomoda a la forma de la nueva cobertura. Siente cómo se alarga su materia y se retuerce, para sentir libertad.

 

¿No te has dedicado a mirar, sereno y seriamente, los paisajes que forman las cenizas en los ceniceros de cristal? Fíjate en los reflejos, en los impactos de la luz en las esquinas del recipiente. Fíjate en los grises, en los puntos oscuros, y podrás ver con sorprendente claridad a una serpiente negra reptar. Verás que ella fue algo más.

 

 

Juan Pablo Godoy C. Nacido en Neiva, Huila, en 1993. Actualmente cursa los pregrados de Antropología y Literatura en la Pontificia Universidad Javeriana. Lee para que no pase el tiempo y escribe por íntima necesidad.

Por Juan Pablo Godoy C.

Edición n.º 20, 15 de noviembre de 2015

Ilustración de Tituba

Colectivo Aquelarre

Tinta china y edición digital

 

Colectivo Aquelarre es un colectivo de diseñadoras gráficas enfocado en las percepciones cotidianas de la brujería y lo que significa ser una bruja en nuestros contextos, indagando los imaginarios sobre esta temática e interpretándolos a través de la ilustración.

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