Blue Valentine. ¡Salud por las reflexiones!
Blue Valentine, del director Derek Cianfrance, es un drama, aunque estrenado hace cuatro años, que vale la pena recordar, releer, reseñar. No digo recomendar, porque vaya, allá cada quién según lea estas pocas líneas. Uno que otro podrá encontrar una luz demoledora que le guíe y le dé respuestas, uno que otro dirá que es buena pero que no tanto, uno que otro dirá que son buenos los recursos sonoros y musicales, uno que otro dirá que no le importa.
Y bueno, desde estos espacios-tiempos tan distintos, en épocas de regreso a la discusión sobre 'la sociedad líquida', los amores líquidos, las relaciones líquidas, vi la cinta hace poco dejando que tocara cada una de las fibras de mis sentidos. Sí, me sumí en la historia de la germinación y decadencia de una relación amorosa de seis años que dos jóvenes intentaron levantar, quienes tras el transcurrir del tiempo solo se abrieron paso de la incertidumbre del devenir a la rutina de la vida familiar y laboral; al hastío.
Los actores Dean (Ryan Gosling, Drive) y Cindy (Michelle Williams, Mi semana con Marilyn) representan un amor envejecido que sumergió sus existencias a un dolor profundamente sentido, reafirmando, al parecer, que 'las cosas siempre duran más de lo que debieran'. La pareja, en un intento por recuperar algo de lo construido, recurre a un hotel temático desde 'la habitación del futuro' en la que el director concentra, a manera de flashbacks, una gran cantidad de recuerdos que dan cuenta del por qué la relación comenzó a desmoronarse. Desde ese futuro que ninguno de los dos imaginó, se puede sentir el peso del transcurrir de los años, el irremediable sin sabor del fin de la pasión y de la musicalidad de los días, del amor.
Por Alexandra Molina
Febrero 16, 2015
Imágenes tomadas de la película.