Anna
Director: Jacques Toulemonde
Año de producción: 2015
Género: Drama / Road movie
Duración: 1h y 36 minutos
El cine colombiano pasa por una excelente época, la Ley 814 de 2003, más conocida como la Ley de Cine y creadora del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico, ha hecho posible que el apoyo vaya en crecimiento continuo, así como el número de las producciones anuales. Además, una nueva nominación a los premios de la Academia con El abrazo de la serpiente, siendo ya cuatro veces las que una producción del país es nominada, sumada a un gran abanico de trabajos audiovisuales, viene a confirmarnos lo vivo que está el deseo por experimentar en el movimiento, el color o el blanco y negro, la sensualidad, la estética y la narrativa, distintos lugares, memorias, relatos, voces y ficciones que desde la diversidad anhelada, desde aquellos universos paralelos y la misma realidad nos trasportan, nos abrazan, nos sacuden y nos invitan a sentir.
Y muy a propósito de la película nominada y el auge del cine en el país, el hombre que coescribió con Ciro Guerra el guión de El abrazo de la serpiente, Jacques Toulemonde, presenta su segundo largometraje en su estreno Iberoamericano en el FICCI (Festival Internacional de Cine de Cartagena). “Venir a cine para emocionarse”, él mismo lo ha dicho, y así es, Anna (protagonizada por Juana Acosta) nos transporta en una montaña rusa de emociones a la historia de una mujer con una experiencia clínica particular, conduciéndonos en un drama psicológico y el estilo del road movie a la vida de una colombiana radicada en París con deseos de regresar a Colombia para vivir cerca al mar con su hijo y su pareja.
Anna, al retornar a Colombia, reta a su excompañero en un intento de romper su condición de inestabilidad emocional que la destruye y que en el rodaje se muestra no como una ficha clínica sino que alcanza un excelente tono medio, ni mucho ni poco. La idea de conseguir sus sueños, sin que su pequeño hijo a quien solo puede ver dos veces por semana, le sea arrebatado por su expareja, la lleva en una aventura hacia una playa donde espera fundar un hotel del que los tres puedan vivir. La cinta, tratada con luz natural que le imprime a la producción gran intimidad, permite un viaje inquietante de París a Bogotá, de Bogotá a Honda, de Honda a Bosconia y de Bosconia a las playas del Mendihuaca, en el que la protagonista nos envuelve en un estilo pasional, salvaje, delirante, cargado de cordialidades e irritaciones, un recorrido que otorga una cierta alegría también, por descubrir otras formas de representar no solo las carreteras claras y oscuras de uno de los territorios colombianos, sino algo de su cultura, su riqueza.
Por Alexandra Molina
Edición n.º 24, 15 de marzo de 2016
Imágenes tomadas de la película.
Alexandra Molina. Comunicadora social, amante de las letras, la música, los viajes y las buenas conversaciones. Es candidata a Magíster en Estudios Interdisciplinarios del Desarrollo en la Universidad del Cauca y docente en la Universidad Jorge Tadeo Lozano Seccional Caribe.
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