Mis recuerdos,
La noche
Y otra clase de pensamientos.

 

A l@s escritores les suele ocurrir algo que no les ocurre jamás a los arquitectos o a los ingenieros. Muchas veces la gente les pregunta: ¿para qué sirven? Claro, para contar una historia, y toda historia empieza con una página en blanco y de noche; lo primero es una condición que siempre se cumple, lo segundo es una cuestión de que el tiempo es más abundante en la noche. Pero escribir esa página en blanco es más una huelga a lo fugaz, lo efímero y lo inaprensible que puede llegar a ser un recuerdo, como el del último beso en el que constantemente me veo perdida. Yo cada vez estoy más segura de que el Amor se inventó de noche, con las estrellas de público y el Tiempo que siempre nos vigila, también se inventaron que el Amor requiere de Milagros, para que le haga el tinto por la mañana, tienda la mesa, arregle las flores y los viernes le haga ese sudadito que sin duda alguna merece más de una nota periodística. Pero esa noche no nos ocurrió un milagro, nos dimos un beso, y aunque siempre me he sentido como barco en una botella, por un momento fui prófuga del tiempo y el brillo de la luna dejó de ser mi espejo. Ahora, cada vez que apago la luz, enciendo una letra y en la noche vengo a reclamar tu recuerdo. Aquella noche dirigí la mirada más firme que tenía, para lo cual no tuve talento; mis ojos siempre te sonrieron y bastó sentirme en el centro del tiempo para darme cuenta de que esa iba a ser mi profecía, le ibas a hacer falta a mi pasado como a mi destino, y con el tiempo vino el mar, más de tu boca y de la mía, milagros y otros besos, y claro, esa es la historia de otro recuerdo…

 

 

Maria Bros. ¿De mí? Estudié Derecho para darme cuenta de que quería ser poeta, también porque descubrí la fuerza contestaria de la palabra y "su capacidad en grado sumo para superar las fronteras de la realidad".